Bronfenbrenner, concibe el ambiente como un conjunto de
estructuras que van en un determinado orden. Empieza con el nivel más interno
(Microsistema “familia, escuela, barrio”), donde las personas se desarrollan a
nivel personal, moral, emocional y adquieren valores que repercutirán para
interactuar en los demás niveles.
La calidad del lenguaje que llega a desarrollar un niño y
los grandes éxitos que pueda lograr en
la escuela, en el barrio y en los demás ambientes, dependerá de la familia;
pues es el primer agente educativo y sobre todo la madre, que cumple una
función esencial; ya que es la primera maestra de idiomas, e incluso desde el
útero, según algunas investigaciones. También, la relación afectiva y el trato
que puede haber entre madre-hijo, padre-hijo, influye notablemente para la
adquisición del lenguaje.
En la escuela al presentar una variedad de estilos de
lenguaje relacionados con las actividades y los contenidos, con los que no
están familiarizados, les permite desarrollar diversas destrezas lingüísticas y
así interactuar con más habilidades lingüísticas con sus compañeros de clase y
del barrio.
También, la relación familia y escuela (mesosistema) es muy
importante e influyente, pues el niño, tras una buen cooperación afectiva
“padres-tutor” estará potencializando su
desarrollo lingüístico y la habilidad de desarrollar nuevas destrezas que les
ayudará a desenvolverse en cualquier
ámbito social, que le permitirá; comprender, interactuar, y pensar sobre los
otros niveles “ exosistema, macrosistema”.
El lenguaje de Hitler estaba basado en mover las
convicciones de las personas y sobre todo él creía en lo que decía, pues sus discursos tenían el
poder del convencimiento, hasta tal punto que el oyente creía todo lo que
escuchaba. Otro factor importante que favorecía a Hitler en sus discursos era
su lenguaje gestual; transmitía energía, y enmarcaba riquezas en sus gestos;
eran apasionados, hipnóticos y arrebatados, ante esto, la multitud solo se
rendía.
De manera que el éxito del lenguaje se debe al estado
emotivo y la buena gestación de emociones,
y creemos, que Hitler lo hacía muy bien y consiguió poner a todo el
pueblo a su merced, porque su enfoque emocional estaba centrado en sus
pensamientos y en la trasmisión de sus creencias.
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